|
Familia: Taxáceas
Especie: Taxus baccata
Nombre:
Tejo, Taxo Teix, Teixera Agin, Hagin, Hagintze Teixeiro, Teixo Yew If
Tipo de hoja: Perenne, linear, sin escamas, aislada.
Altura: hasta 20 m
Floración: primavera
Hábitat y lugar de origen: Originario de África, SO de Asia y Europa, crece especialmente en suelos calizos.
Descripción: Árbol emparentado con las coníferas, de forma ancha y cónica, muy ramificado desde la base, con hojas siempre verdes, muy oscuras y lineares, con dos listas pálidas en el envés. La corteza es lisa y con escamas y de un color pardo-rojizo. Las flores son pequeñas y poco llamativas, de color amarillo pálido, y el fruto es en realidad un pseudofruto llamado arilo (cubierta carnosa que rodea a una semilla) carnoso y blando al tacto, normalmente rojo o naranja, que rodea a una semilla de color verde (pero esta semilla no procede del ovario, sino del funículo o pie donde se apoya dicha semilla, por eso se dice que es un pseudofruto).
Componentes activos: Contiene alcaloides (taxina), taxol, baccatina, heterósidos y pigmentos carotenoides (en el arilo del fruto).
Todas las partes de esta planta, excepto la cubierta carnosa del fruto, son altamente venenosas. Su ingestión, incluso el llevarse las manos a la boca, manchadas con su jugo, puede llegar a producir alteraciones cardíacas, coma y finalmente la muerte.
Aplicaciones terapéuticas: Por su alta toxicidad, se utiliza poco en medicina. Actualmente, se realizan estudios para comprobar si son ciertos los indicios de que el taxol es efectivo contra determinados tipos de cánceres.
Aplicaciones culinarias: Aunque sus frutos son comestibles, y muy apreciados por los niños, conviene desaconsejar su ingestión, ya que siempre cabe la posibilidad de una intoxicación por el jugo de las hojas.
Aplicaciones mágicas: El tejo era un árbol sagrado de los antiguos celtas. Llamado Ioho, se asociaba a las letras "i", "j" e "y" del antiguo alfabeto druídico Ogham y, dentro del calendario del mismo nombre, correspondía a los últimos días de octubre, hasta la víspera del 1 de noviembre, la noche de difuntos, llamada actualmente "Halloween" en el mundo anglosajón (contracción de "All-Hallow-Een", noche de todo lo sagrado) o "Samhain" para los antiguos celtas, para los que era el equivalente a nuestra "noche de fin de año", y en la que se decía que el velo entre el mundo de los vivos y los muertos se volvía particularmente fino. Esa fecha, actualmente sigue siendo sagrada en algunas culturas y credos (por ejemplo, para los católicos, el 1 de noviembre es el "Día de todos los santos", en que se recuerda a los difuntos). Se asociaba al culto a los muertos, seguramente por su dicotomía de alimento/veneno, y por ello se plantaba tradicionalmente en los cementerios. En muchos pueblos del norte de España (particularmente, en Asturias), persiste la costumbre de plantar tejos junto a las iglesias. Algunos de esos tejos tienen cientos de años y son sustituidos por sus propios retoños, cuando mueren de viejos o por accidentes naturales.
Como curiosidad, la expresión "tirar los tejos" (hacer insinuaciones amorosas a una persona), procede de la antigua costumbre de algunos pueblos en que las mozas arrojaban semillas de tejo sobre los chicos casaderos, para buscar marido.
Notas: Este árbol de madera muy apreciada para fabricar gaitas y arcos, aunque está emparentado con las coníferas, se diferencia de ellas en que su fruto no es un cono (una "piña"). Véase, por ejemplo, el abeto.
Por su escasez, se trata de una especie protegida en buena parte de España.