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Familia: Verbenáceas
Especie: Verbena officinalis
Nombre:
Verbena, Hierba de los hechizos, Hierba santa Herba berbera, Verbena Berbena, Izusta Verbena Herb of Grace, Vervain, Wild Hyssop Herbe sacrée, Verveine Verbena Eisenkraut
Longevidad: perenne
Altura: 30-60 cm
Floración: mediados de primavera a finales del verano
Hábitat y lugar de origen: Zonas templadas de Europa, Asia y Norteamérica, en escombreras, prados y bordes de caminos, generalmente en suelos nitrogenados y con poca competencia. Antiguamente, podían verse grandes extensiones de verbena junto a aldeas o caminos. Actualmente, es una planta que sufre un franco retroceso en gran parte de Europa.
Descripción: Se trata de una planta con tallos erectos y cuadrados, con pelos y algo áspera al tacto. Las hojas son opuestas, las inferiores poco pecioladas, toscamente dentadas, igual que las altas, las intermedias muy divididas y lobuladas. Las flores son diminutas, de color rosa pálido, tienen cinco lóbulos y forma ligeramente tubular; se disponen en espigas altas.
Componentes activos: Contiene verbenalina (derivada de un glucósido), taninos, aceite esencial, mucílago y saponinas, entre otros.
Aplicaciones terapéuticas: Hierba conocida desde la antigüedad, tradicionalmente, se utiliza como antiespasmódica, antitérmica (para bajar la fiebre) y tónica, en su uso interno; a dosis prudentes, se utiliza como relajante (pero si se excede la dosis, puede provocar el vómito). Para aliviar los dolores de contusiones o heridas, se aplica externamente en cataplasma (hecha de hojas o raíces de verbena ligadas con clara de huevo, mezcla a la que se puede añadir hojas de sen o harina de cornezuelo, según la receta elegida).
Aplicaciones mágicas: conocida como Hierba de los hechizos, Hierba sagrada (en francés) o Hierba de la Gracia (en inglés), ha sido tradicionalmente una planta muy empleada en la tradición mágica europea. Los antiguos celtas la consideraban uno de los arbustos sagrados y la tenían en gran estima, por sus supuestas virtudes como protectora contra el mal (salpicaban la casa con una infusión hecha de hojas de verbena) y para atraer prosperidad económica y ayudar al crecimiento de las cosechas (enterrando una hoja de verbena en el terreno de la casa). Tradicionalmente, debía recogerse en verano, en un momento en que no puedan verse en el cielo el sol, ni la luna, y preferentemente la noche de San Juan. Se asocia al elemento Tierra y a las deidades femeninas.
Notas: No confundir con otra verbenácea, la hierba Luisa o verbena limón (Lippia citrodora), un arbusto de la misma familia, con hojas lanceoladas, enteras y no lobuladas, originario de Sudamérica, que despide un intenso aroma a limón, cuya infusión es estomacal y de agradable sabor.