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Familia: Umbelíferas
Especie: Angelica archangelica
Nombre:
Angélica Angèlica Aingeru-belar Angélica Angelica Angélique officinale Angelica Engelwurz
Longevidad: bienal
Altura: entre 1,40 y 2,30 m
Floración: primavera
Hábitat y lugar de origen: Muy extendida en Europa, en zonas umbrías y frescas de montaña; no obstante, es raro encontrarla en España.
Descripción: Tallo grueso y rojizo, robusto y ramificado. Raíces blancas por fuera y grises por dentro. Hojas más oscuras en el haz que en el envés y divididas en dos o tres foliolos dentados, de color verde rojizo. Semilla aplanada. Flores blanco-verdosas que forman una densa umbela
Componentes activos: Aceite esencial, taninos, principios amargos, cera, pectina, glúcidos y azúcares.
Aplicaciones terapéuticas: Se emplea para combatir la inapetencia (decocción de raíz troceada), la diarrea (exprimiendo el jugo de 15 gr de semillas, tomado tres o cuatro veces al día) y la gripe (infusión de hojas, tomada un par de veces al día). Con los tallos y la raíz se prepara una tisana calmante para el estómago.
Aplicaciones culinarias: Sus gruesos tallos se confitan (se hierven con azúcar y se dejan secar) y se utilizan en la repostería tradicional, para adornar tartas y perfurmar mermeladas; tienen un sabor y un perfume suaves. Las hojas se comen en ensalada y son un buen condimento.
Aplicaciones mágicas: En la Edad Media se creía que tenía poderes para evitar las enfermedades infecciosas. Echada en el agua del baño, se supone que neutraliza cualquier hechizo lanzado contra uno. Se dice que fumar sus hojas produce visiones (pero en ningún caso recomendamos ese uso).
Otra curiosa superstición: se creía que tomar una infusión de angélica protegía contra las mordeduras de los perros, aunque éste último punto no se han atrevido a experimentarlo los autores de estas fichas.
Notas: No es fácil aclimatar esta planta para su cultivo doméstico, pues crece en los sitios frescos de las montañas y soporta mal el calor.